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miércoles, 5 de marzo de 2014

El último día en Bahía Blanca

Hoy es el quinto día de mi nueva vida y el primero que me puedo sentar a escribir tranquilo y sin apuro.
Tengo millones de cosas por contar, decir, mostrar, agradecer... Así que vamos de a poquito y mancitos.
Para no hacer una entrada demasiaaaado larga, voy a dividir en dos las cuestiones a compartir.
Esta entrada va a tener relación con todo lo anterior a la salida (1 de marzo). Básicamente contar sobre el 28 de febrero. Un día intenso y lleno de sensaciones encontradas por el camino a cada paso que daba. Se me iban prendiendo como garrapatas las sensaciones coloridas tan parecidas a los Cronopios de Don Julio.
El 28 lo inicié con todos los nervios y sabiendo que estaba cambiando todo todo todo. Sabía que tenía muchas cosas pendientes y enseguida salí a cumplir con ellas.
Además de cumplir con algunos trámites, tuve una rica reunión con el Dr. Mele de Rótary Club. Tuvo la amabilidad de facilitarme la guía de Rotarios de todo el mundo. Muy agradecido a su interés en el viaje y los proyectos!
El día continuó "a las corridas" y a la tardecita llegó la hora de relajarme y disfrutar de la última despedida que me hicieron mis amigos.
La primera en llegar fue mi amiga Anémona que me llevó un atrapasueños hermoso (amuleto colgadito inmediatamente en Iubirí).
Poco a poco fueron llegando los demás y el aire se llenó de chispitas de buena vibra, carcajadas y abrazos.
Pasamos una noche mágica con amigos y familia que duró hasta largas horas de la madrugada.






Quiero aprovechar para agradecer a Betty por el regalo tan especial que me hizo y que me va a acompañar por todo el mundo.
También le agradezco un montononón a Vicky pequeña por la botellita de fernet que tal vez dure hasta el regreso y lo tomemos juntos tal como versa la leyenda.
La madre de Bruno Buschi hizo unos hermosos cactus de tela para que los venda en el viaje y de esa forma gane kilómetros recorridos en Iubirí.
La chamaquita Natalia me llamó por teléfono desde Uruguay para desearme un buen comienzo de vida y nos dimos un gran abrazo "de los nuestros" a la distancia.
Y así minuto a minuto me acercaba al 1 de marzo que entró en el calendario entre más abrazos, más risas y palabras de despedida y aliento.
Quedaban solo unas horitas para iniciar el viaje, ya era una realidad y la podía palpar...


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